Cuando pienso en la resistencia del material de mi cocina frente a los líquidos, la verdad es que los encimeras de cuarzo se llevan el protagonismo. Las encimeras de cuarzo cuentan con una composición que les da una notable robustez. El cuarzo es un material compuesto que usualmente contiene alrededor del 90-95% de cuarzo natural, mezclado con resinas y pigmentos. Estos componentes hacen del cuarzo uno de los materiales más duros en el mercado para superficies de cocina.
Recuerdo un día, leyendo un artículo sobre el comportamiento de los materiales en las cocinas, decían que en comparación con el granito y el mármol, el cuarzo tiene una ventaja significativa: su no porosidad. Esta característica significa que los líquidos no penetran como lo harían en una piedra natural. Imagina que se derrama vino tinto, aceite o jugo de limón. En una superficie porosa, podrías estar en problemas en cuestión de minutos; sin embargo, con el cuarzo, el riesgo de manchas se reduce drásticamente.
Claro, me di cuenta de que ninguna superficie es completamente infalible. Aunque el cuarzo es resistente, ácidos demasiado fuertes o productos químicos corrosivos pueden dañar la resina que los une. Recuerdo que un amigo, que tiene una empresa de encimeras, siempre sugiere limpiar rápidamente cualquier derrame, no solo para mantener la superficie impecable, sino para prolongar la vida útil de la encimera. Una encuesta reciente en una revista de diseño de interiores destacó que más del 70% de los propietarios de encimeras de cuarzo reportaron alta satisfacción en general, particularmente en cuanto a mantenimiento.
La historia demuestra que, desde su invención por la empresa italiana Breton en la década de 1960, el cuarzo ha crecido en popularidad precisamente por su durabilidad y resistencia. En poco tiempo, especialmente con la variedad de colores y acabados disponibles, se convirtió en una opción destacada en todo el mundo.
Entonces, si me preguntan, a pesar de no ser indestructibles, las encimeras de cuarzo son una de las mejores elecciones cuando se trata de prevenir el daño por líquidos. Con un mantenimiento adecuado y evitando el uso de productos químicos extremos, pueden durar muchos años, manteniendo su apariencia y funcionalidad casi como el primer día.